Hoy os contamos el caso de Malick, un niño de 12 años senegalés, que en vez de jugar a la pelota como los demás niños, pasaba el tiempo hojeando un libro viejo que le regaló su padre. El libro trataba sobre el universo, las estrellas, y los planetas.
Gracias a este libro, su entusiasmo por el espacio iba creciendo, y con tan solo ocho años ya sabía identificar Sirio, Betelgeuse o Aldebarán. Este verano, recién cumplidos los doce años, decidió crear su propio telescopio, para poder observar el espacio desde su casa.

Para ello utilizó unas gafas antiguas de su padre, la lente de una cámara, papel, alambre, latas de refresco y una caña, y en tan solo dos semanas, había creado un telescopio con un resultado excelente.
Gracias a un trabajador que vivía cerca del niño, la historia se hizo viral, y Malick se ha convertido en toda una celebridad, incluso ha recibido la llamada del presidente de la Asociación Senegalesa para la Promoción de la Astronomía, para ofrecerle un telescopio profesional a cambio de que él construyera el trípode.
Ahora, su pasión sigue más viva que nunca y continúa aprendiendo cosas nuevas sobre las estrellas y el universo, aunque dice que no tiene ningún interés en convertirse en astronauta, su sueño es poder seguir contemplando las estrellas.