Esta frase la dijo el doctor Ferreiro, un reconocido profesor español que tiene estudios de psicología e ingeniería industrial. Es experto en las personas y últimamente ha dado mucho de qué hablar sobre su opinión en cuanto a los docentes y la enseñanza. Sabiendo que cada persona es única y que para poder enseñar primero hay que divertirse. Estamos en un mundo donde la sociedad se forma desde casa pero en la escuela aprenden y los profesores tienen una razón de ser, sus alumnos.
Sin alumnos no habrían profesores, ni viceversa, a los alumnos hay que servirles con tiempo de calidad y respeto, del mismo modo que un profesor quiere ser tratado.
El experto señaló que una persona sirve a través de sus características inherentes: amor, conocimiento, libertad personal y coexistencia. Explicó que se puede medir cuánto sirve una persona de acuerdo a cuánto amor y tiempo ha dado en su vida, cuánto conocimiento ha trasmitido y cuánto ha ayudado a otros a conocer. Asimismo, por cómo y cuánto ha enseñado a sus estudiantes a usar su libertad y a cuántos se ha dado, se ha integrado.
Pablo Ferreiro resaltó la importancia de que los profesores ayuden a sus alumnos a desarrollarse como ciudadanos , deben enseñarles a pensar, a actuar con ética, a desarrollar competencias y a trabajar en equipo, expresó. Como resumen señaló: “el asesoramiento es más importante que una clase. Por ello, hay que tener la capacidad para tratar a los alumnos como a los hijos, de uno en uno”. Además, enfatizó que las clases deben ser divertidas para el estudiante y para el profesor. “Si no te diviertes dando clase, dedícate a otra cosa”, puntualizó.
Indicó que durante la secundaria se debe enseñar a pensar y en la Universidad, a servir, “pues cada persona será más o menos feliz en la medida en la que sirva más o menos a los demás… Y, para servir, hace falta tener un máster en paciencia y un doctorado en constancia”, sostuvo.