Hoy en día no es habitual que a los profesores se les trate como se merecen. Como dice la frase, «recuerda que a leer y escribir te enseñó un profesor, no un futbolista«.
Por eso me gusta compartir casos reales en los que a los profesores se les da el respeto que merecen. En este caso unos alumnos de un instituto de Texas montan una fiesta sorpresa, con tarta incluida, para un profesor que estaba a punto de jubilarse.
El profesor llega a llorar porque no se lo esperaba y, como dice, «no recuerda cuando fue la última vez que tuvo una tarta de cumpleaños«. Emotivo, merecido y algo que debería ocurrir más. Me alegra que estos estudiantes tuvieran esa iniciativa. No lo veo pasando en España, desgraciadamente.
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