¿Os imagináis estar dando una clase y que de repente un bebé se ponga a llorar? Sí, sí, un bebé…
Esto es lo que le ocurrió a Sidney Engelberg, un profesor que estaba impartiendo clases en la Universidad de Hebrea de Jerusalem. La madre, avergonzada, quiso salir de la clase pero el profesor sin dudarlo ni un momento cogió al niño en brazos, lo calmó y siguió dando la clase como si nada.
Este profesor es partidario de que las madres acudan a las clases con sus hijos, ya que como él declara «ninguna madre debería de elegir entre sus hijos y la educación»
Se ha convertido en un claro ejemplo de lo que es enseñar con pasión y dedicación.