Son muchas las figuras femeninas cuyo trabajo no ha sido reconocido en su momento en el ámbito de la ciencia. De algunas de ellas, todos (¡por fin!) hemos oido hablar, como Marie Curie, o por ejemplo Hedy Lamarr, de quien ya os hablamos aquí, pero hay muchas más. Hoy queremos recordar a algunas de ellas:
Rosalind Franklin: sus investigaciones permitieron los grandes avances científicos sobre el ADN en el sXX. Sin embargo, un colaborador llamado Wikings fue galardonado con un Premio Nobel en 1.962 (junto a Watson y Crick) usando los descubrimientos que le fue robando a Franklin. A ella se la conoce por la Fotografía 51, que muestra la estructura de doble hélice del ADN.
Lise Meitner: aunque en su primer trabajo como científica se vio obligada a desempeñar sus funciones desde un sotano porque su supervisor no quería una mujer en el laboratorio, tuvo un papel tan importante en el hallazgo de la fisión nuclear que pese a que, incluso revisando sus notas, merecía un Nobel, el galardón recayó en Otto Hahn en 1.944.
Katherine Johnson: Primera mujer afroamericana en cursar estudios de posgrado en la Universidad de Virginia Occidental. Investigadora de la NASA cuando esta todavía se llamaba NACA, ella hizo los cálculos del proyecto Mercury, fue la encargada de hacer los cálculos del primer vuelo espacial tripulado, quien calculó la trayectoria del Apolo 11 y quien trajo de vuelta al Apolo 13 a la Tierra. Y sí, también es uno de los personajes a los que se homenajea en la película «Figuras ocultas» junto a sus compañeras Dorothy Vaughan y Mary Jackson.
Emmy Noether: destinada a dar clases de francés e inglés, al emigrar de Alemania a Estados Unidos, consiguió realizar un doctorado y así cambiar el rumbo de las matemáticas contemporáneas: sus análisis permitieron entender y resolver el problema de la conservación de la energía en la teoría general de la relatividad de Einstein. De hecho, tanto Eisntein como Hilbert (entre otros) consideraban a esta experta en el área de la física teórica y álgebra abstracta como la mujer más importante de la historia de las matemáticas.
Ada Lovelace: la única hija reconocida de Lord Byron y la primera persona en desarrollar un código de computación, incluso antes de que se fabricara el primer ordenador. La NASA le puso su nombre a un programa.
Grace Hopper: ella fue la primera en convertir un lenguaje de programación en palabras, el conocido COBOL, un lenguaje común a todos los ordenadores que pudiera llegar a todos los ámbitos de la sociedad. Como curiosidad, el término «bug» (error en informática) se lo debemos a que encontrara una polilla en una computadora en 1.957.
Caroline Lucretia Herschel: Astrónoma, matemática y cantante de ópera. Resumiendo: descubrió ocho cometas, tres nebulosas, galaxias espirales e irregulares, elaboró varios catálogos de observaciones astronómicas junto a su hermano William (quien descrubrió el planeta Urano), juntos calculaban, diseñaban y contruían sus propios telescopios… Afortunadamente, ella sí que tuvo algo de reconocimiento en su época: en 1.828 se le concedió la medalla de la Royal Astronomical Society, fue nombrada miembro honorario de la misma en 1.835, por ejemplo. El crater lunar C. Herschel fue bautizado así en su honor.
Podríamos seguir dando nombres: Gertrude B. Elion, Vera Rubin, Lady Montagu, Inge Lehmann, Joan Clarke… pero de ellas ya hablaremos en ocasiones futuras.