Una coma en un sitio inadecuado, un apóstrofo que se nos ha olvidado, un punto donde no toca… al escribir hay que tener cuidado con los pequeños detalles porque sino se pueden convertir en grandes errores que resten credibilidad a nuestros escritos o que incluso lleven a malentendidos (sean en el idioma que sean).
Y aquí un ejemplo de cómo un pequeño olvido puede arruinar una gran frase. ¡Corregimos hasta al diablo!