Tras los Premios Nobel científicos, el pasado jueves 5 de octubre la secretaria permanente de la Academia Sueca Sara Darius anunciaba el nombre de Kazuo Ishiguro como ganador del Premio Nobel de Literatura 2017.
El escritor nació en Nagasaki, Japón, el 8 de Noviembre de 1954. Con seis años su familia se transladó a Londres debido al trabajo de su padre (oceanógrafo) donde finalmente fijó su residencia y adquirió su nacionalidad. Graduado en Filosofía y Literatura en la Universidad de Kent en 1978 y con un posgrado en Literatura Creativa en la Universidad de East Anglia.
Pese a haber recibido importantes galardones desde que comenzara su carrera literaria con la publicación de su primera obra «Pálida luz sobre las colinas» en 1982 ,como por ejemplo el premio Booker en 1989 por «Lo que queda del día», el premio Whitebread, la Orden del Imperio Británico en 1995, Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en Francia en 1998, etc.; el primer sorprendido al conocer el resultado del veredicto de la Academia para el Nobel de Literatura de este año parece haber sido él, la noticia le pilló desprevenido y pensó que se trataba de una broma. Además, su nombre no parecía estar incluido en las ya habituales «quinielas» de posibles ganadores.
Premio sorprendente probablemente por varios motivos, si bien la obra literaria de Ishiguro es conocida y reconocida, el sucesor de Bob Dylan en este premio, asegura admirarle y comparte un interés por la música con él: de joven intentó ser músico y a día de hoy ha compuesto varias canciones para la cantante de jazz Stacey Kent. Además, aparte de que dos de sus novelas hayan sido adaptadas al cine y con éxito («Lo que queda del día» y «Nunca me abandones»), sus comienzos fueron escribiendo guiones para series de televisión y pequeños relatos. Durante estos años ha seguido compatibilizando su producción literaria con su aportación a la música y la escritura de guiones.
La Academia Sueca premia su obra marcada por temáticas como la memoria, el tiempo, la ilusión, narradas en primera persona y sin miedo a hablar del fracaso de una manera que consigue que el lector simpatize con los defectos del protagonista, novelas de gran fuerza emocional como «Un artista del mundo flotante» (1986), «Los inconsolables» (1995), «Cuando fuimos huérfanos» (2000) o su más reciente obra «El gigante enterrado» (2015) además de las mencionadas anteriormente «Pálida luz en las colinas» (1982), «Lo que queda del día» (1989) y «Nunca me abandones» (2005).