El físico Paul Dirac allá en 1.928 ya formuló una ecuación que predecía que todas y cada una de las partículas fundamentales del Universo tienen una «antipartícula», o lo que es lo mismo: un gemelo idéntico pero con carga eléctrica opuesta. De esta manera, cuando una partícula se encuentra con su antipartícula, se aniquilan la una a la otra provocando un breve destello de energía. Unos 5 años después Carl David Anderson descubrió el positrón, el opuesto al electrón, y que fue la primera antipartícula de antimateria.
En 1.937 Ettore Majorana predijo la existencia de las partículas llamadas fermiones (entre las que se incluye protón, neutrón, electrón, neutrino y quark) que son materia y antimateria a la vez. Pues bien, aunque se ha tardado 80 años, el equipo de físicos dirigidos por los profesores Jing Xia y Kang Wang y siguiendo el plan elaborado por Shoucheng Zhang, de Stanford, ha conseguido encontrar la evidencia de que los «fermiones de Majorana» existen tal y como ha publicado la revista «Science».
El conocido como «fermión quiral» ha sido el elegido para la investigación, y aunque los experimentos han sido largos y complicados, el resultado ha sido claro y marca un antes y un después en este campo. El físico Zhang, que sugiere llamar al descubrimiento realizado por él y su equipo «partícula ángel» en referencia a la bomba que una hermandad secreta pretende utilizar para destruir el Vaticano y cuyo poder procede de la aniquilación de materia y antimateria en la novela «Ángeles y demonios», cree que los fermiones de Majorana podrían usarse para construir ordenadores cuánticos que no se vean afectados por el ruido ambiente (uno de los mayores obstáculos para su desarrollo).