Hace algunos meses ya os contamos por encima el origen de algunos signos matemáticos y nos comprometimos a que en el futuro profundizaríamos más. Como lo prometido es deuda, hoy os queremos contar la interesante historia de cómo surgió el signo matemático = (igual) tal y como lo conocemos hoy.
Para empezar, como todos sabemos el lenguaje matemático está compuesto de muchos signos del lenguaje habitual y por otros muchos signos propios, con el objetivo de crear un lenguaje matemático universal.
A muchos puede que no os suene familiar el nombre de Robert Recorde (1510-1558), se trata de un médico y matemático galés. Entró en la universidad de Oxford en torno a 1525 (sí, habéis leido bien) y en 1545 ingresó en la universidad de Cambridge. Durante su vida profesional alternó la enseñanza de las matemáticas con la práctica de la medicina. Llegó a ser el médico privado del rey Eduardo VI y de la reina María, aunque hoy nos ocupa su faceta de matemático.
Además de enseñar matemáticas, escribió bastantes tratados sobre matemáticas, aritmética, etc. (y en inglés, para todo el público, no en latín como solía ser costumbre), de entre todos ellos el que nos interesa es uno llamado «The Whetsone of Witte», en 1557, donde aparece por primera vez el signo = para referirse a «igual a». ¿Pero cómo llegó Robert Recorde a utilizar ese signo?.
En algún punto de su curiosa trayectoria profesional, Recorde estaba trabajando en las casas de la Moneda de Londres, Bristol y Dublín como supervisor y le molestaba tener que escribir «aequalis», «equale», etc. tan a menudo en su trabajo, así que por aburrimiento decidió utilizar dos líneas horizontales paralelas (que un principio eran más largas y terminaron por acortarse). Según Robert Recorde no podía haber dos cosas tan iguales.
Pese a todo, el signo introducido por Recorde tardó en volver a aparecer, parece que a la comunidad matemática le costó aceptarlo y además lo utilizaron con otros significados y existían otros signos que competían por ser el elegido para representar el «igual a». Finalmente el uso de las dos líneas horizontales paralelas caló y casi 450 años después sigue siendo el que todos utilizamos.
Al final Robert Recorde terminó sus días en la cárcel, perdió su trabajo en la Casa de la Moneda de Dublín a causa del conde de Pembroke, Recorde le demandó por conducta indebida pero el conde, más poderoso, respondió con otra demanda y la ganó, dejando trás de sí un gran legado.