No necesitamos que sea 8 de marzo para resaltar el papel de mujeres (pasadas y presentes) en el ámbito científico, literario, etc. Os hemos hablado de Lisa Meitner, de Hedy Lamarr y de otras mujeres que aportaron mucho a la ciencia, de las criptoanalistas de Bletchley Park, de Perico el de los Palotes y las Sinsombrero, del papel de las mujeres en la filosofía…
Hoy queremos aprovechar la excusa para homenajear a esas mujeres que, aunque hayan pasado inadvertidas, fueron las inventoras de artículos de uso habitual que nos han facilitado muchas tareas y otras muchas cuyas invenciones resultan tan curiosas e inesperadas que merecen ser mencionadas. ¡Empezamos!
Lillian Moller Gilbreth, «la reina de la ergonomía», entre los varios electrodomésticos y artículos de su invención se encuentran el refrigerador con estantes, la batidora eléctrica y el cubo de basura con pedal. Aunque el refrigerador eléctrico moderno lo inventara Florence Parpart allá por 1914. Otro electrodoméstico que nos facilita las tareas domésticas, el lavavajillas, fue patentado ya en 1805 por Josephine Cochrane tras escuchar a una conocida solicitando un artilugio que hiciera más sencillo lo de lavar los platos.
Llegar a una cálida casa en invierno con calefacción central a gas se lo debemos a Alice Parker, mientras que la seguridad de nuestros hogares con sistemas de circuito cerrado de televisión es gracias a Marie Van Brittan Brown.
Gracias a que a mediados del s.XIX Nancy Johnson inventó la heladera automática, el helado se pudo popularizar ya que facilitaba y abarataba mucho su producción. La alemana Melitta Bentz cansada del sistema tradicional de hacer café colocando los granos en un saco que se introducía en agua hirviendo, dió con un nuevo método: colocar un trozo grueso de papel absorvente en un recipiente de latón con agujeros y vertir el café a través de este filtro doble: una cafetera y los filtros de café, patentó su idea en 1908 y fundó una empresa que sigue funcionando hoy.
En 1903 Mary Anderson patentó en Estados Unidos el limpiaparabrisas, un imprescindible en los vehículos tal como los conocemos hoy. La primera calefacción para un automovil fue idea de una mujer también: Margaret A. Wilcox en 1893 encontró la manera de direccionar el aire de encima del motor hacia los pies de los conductores.
Beulah Louise Henry con su «protografía»
Beulah Louise Henry con cerca de 115 inventos se ganó el apodo de «Lady Edison», destacamos su «protografía», una máquina de escribir capaz de hacer 4 copias del documento, precursora de la fotocopiadora. Aunque también también fueron idea suya inventos tan dispares como una máquina de coser sin bobina, los paraguas para niñas o las esponjas para niños. El llamado «Liquid paper», corrector, fue cosa de la mecanógrafa Bette Nesmith Graham en torno a 1956, cuando para cubrir sus errores ortográficos empezó a utilizar pintura blanca rebajada con agua y que aplicaba con un pincel, fórmula que fue mejorando gracias a un maestro de química de su hijo (el mismísimo Michael Nesmith de la banda «The Monkees»).
En cuestiones de seguridad, el chaleco antibalas y los trajes ignífugos se los debemos a la química polaca-estadounidense Stephanie Kwolek que inventó una fibra fuerte, delgada y versátil llamada Kevlar y de la que están hechas ambos. El bote salvavidas data de 1882 y es obra de Marie Beasely, las bengalas marítimas para pedir ayuda surgieron a finales del s XIX de la mano de Martha Coston y la escalera de incendios la patentó el 23 de agosto de 1887 Anna Connelly. En medicina, la precursora de la jeringuilla moderna que se puede utilizar con una sola mano fue la inventada en 1899 por la enfermera Letitia Geer.
Como inventos curiosos podemos destacar el Monopoly de Elisabeth Magie, la muñeca Barbie de Ruth Handler, que Mary Phelps Jacob se hartará de los corsés e inventara el sujetador moderno en 1914 o que Marion Donovan inventara el pañal desechable en 1946.
En España Ángela Ruíz es a día de hoy la precursora del ebook, esta maestra leonesa inventó en 1949 una enciclopedia mecánica con un abecedario automático en todos los idiomas en el que se podían formar palabras o frases y que se podía iluminar. Elia Garci-Lara registró en 1890 una lavadero mecánico para la ropa, aunque no tuvo el éxito esperado.
Como véis hay multitud de ejemplos de mujeres que consiguieron saltarse las reglas y no tener que registrar sus inventos a nombre de sus maridos, padres o hermanos y seguro que cada día disfrutamos de los inventos de otras muchas que no tuvieron la suerte de dar a conocer sus nombres. A todas ellas, Feliz Día de la Mujer Trabajadora.