Ya os adelantábamos en el artículo de ayer que hoy volveríamos con la 2ª y última (de momento) entrega de palabras típicas de las diferentes comunidades o provincias españolas que son practicamente desconocidas en las demás. ¿Estáis listos para continuar? Pues tomad nota.
Retomamos nuestro viaje en Galicia, donde no puede falta el clásico «carallo» que además se ha puesto tan de moda últimamente, es un término todoterreno que tan pronto puede expresar exclamación, asombro, enfado… y además cuenta con multitud de acepciones en función de la frase en la que la uses: «déjate de carallaradas» es déjate de tonterías, «es un coche del carallo» refiriéndose a un gran coche, etc. «Riquiño» es otro básico que cubre varias necesidades, sin un significado concreto se puede utilizar para decir que alguien es adorable o que no es ni guapo ni feo… «Dar hecho», hablando de Galicia no podía faltar una perífrasis verbal, en este caso para decir que estás tan cansado que no das para nada más. «¿Y luego?» o «¿e logo?», la manera gallega de pregunta ¿por qué?.
La Mancha no decepciona y nos podemos encontrar con una terminología muy curiosa, así que coged vuestros «archiperres» y vamos allá, ¿cómo? ¿que no sabéis lo que tenéis que coger? pues está claro: vuestros trastos, vuestros cachivaches. Si eres un poquito cotilla, entonces quédate con el término «guisopo». Si lo que quieres es picar entre horas como los locales, tendrás que «chusmear», y lo podrás acompañar con alguna bebida que no esté muy «rozada», es decir casi congelada.
Si vuestro destino es La Rioja, no os olvidéis de pedir un buen plato de «caparrones», un tipo de alubia corta y gruesa típico de su gastronomía. Para el postre si sois de dulce, sois «golmajos». Nada mejor para pasar el trago que un buen vaso de vino servido directamente de la «canilla», o en su defecto de agua, recién salida del grifo.
Seguimos por León, donde encontramos el término «husmia» para referirse a alguien tacaño, «altaricón» para una persona alta y desgarbada, «cuzo» para hablar de alguien cotilla y «bandrullo» o «bandullo» como palabra propia para nombrar a la tripa o la panza.
En la capital, Madrid, no nos apuntamos a un plan al que no nos hayan invitado, nos «adobamos» y a la hora de marcharnos no nos vamos a casa sino a la «keli». Algo fuera de lo común (y generalmente con un cariz negativo) nos parece un «canteo», como por ejemplo que alguien se pase de vago y sea un «bolazas».
Si esa nueva camiseta que has comprado de recuerdo en tu paso por Melilla es bonita y te sienta bien, es que está «masisa».
Murcia no solo es hermosa y destaca por su conocida huerta (entre otras cosas), también parece estar repleta de «picoesquinas», indicación que recibirás si la tienda o la casa que estás buscando delimita la esquina de un edificio. Cuando sufras dentera a causa de una sensación desagradable, tendrás «tiricia» y sin embargo tendrás sed si comes mucha «cascaruja» que es un surtido de frutos secos con cáscara.
Acabamos nuestro recorrido por el lenguaje característico de nuestra geografía en Navarra, donde si te enfadas y tienes que utilizar un lenguaje grosero cambias las palabrotas por «juriños». Después de un paseo por el monte mojado tendréis «zaborra» en la suela de los zapatos: esa combinación de tierra mojada y restos vegetales, pero si ha llovido mucho estaréis «chirriados», empapados. Permitidnos una última recomendación, si estáis en Pamplona no os olvidéis de coger al menos una vez la «villavesa», no será más que un paseo en autobús urbano pero solamente se llama así allí en honor a la primera compañía de transporte interurbano con sede en Villava y cuyo nombre era «La Villavesa».
Estos son solo algunos de los ejemplos que más nos han gustado, pero ya sabéis que si conocéis alguno más que se nos haya quedado en el tintero o si aprovechando el puente visitáis algún rincón de España y aprendéis alguna palabra nueva, podéis compartirla en los comentarios y decirnos qué significa.