El Gobierno ha anunciado que derogará parte de la LOMCE y en muchos de los casos con caracter urgente.
Entre las novedades que la actual Ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celáa, destaca dejar de privilegiar a los centros concertados sobre los públicos como idea principal, con la finalidad de devolverle el prestigio a la educación pública.
Además, Religión dejará de computar en la nota de los alumnos que se matriculen en ella, los que no lo hagan no estarán obligados a hacerlo en una «asignatura espejo». Se creará una nueva asignatura obligatoria sobre los valores cívicos y éticos y las reválidas serán suprimidas definitivamente. Se elimina la elección de itinerario a los 13 años por considerarlo demasiado pronto y que consideran un factor importante del fracaso y el abandono escolar (una de las principales preocupaciones expuestas por Celáa) y fin también a la «demanda social» de plazas escolares en centros concertados.
Se propone también abrir un diálogo con los centros concertados donde aún exista la segregación entre niños y niñas en las aulas para favorecer una escuela más inclusiva e igualitaria. El modelo de becas será distinto al actual, no solo porque quieran incrementar la inversión sino por buscar un sistema equitativo y no selectivo o de premios.
También se reducirá el número de alumnos por aula y la jornada lectiva de los profesores pasará a 18 horas semanales, con los nuevos cambios se eliminará que puedan pasar 10 días hasta que se solicite un sustituto para cubrir la baja de un docente.
Entre sus propuestas se encuentra también estudiar que alumnos de centros de educación especial puedan pasar a centros ordinarios para fomentar la inclusión, nuevos cursos de Formación Profesional así como una ley para negociar con empresas y sindicatos una política de empleo e incluso un plan con las comunidades para impulsar una educación de 0 a 3 años asequible y dirigida especialmente a las familias con ingresos más bajos.