No es ni mucho menos una polémica nueva ya que suele ser un tema recurrente entre los profesores no nativos, los alumnos y los centros de enseñanza pero se ha reavivado en estos últimos días gracias a la publicación en redes sociales de la queja contra la situación a la que se enfrentan los profesores no nativos una profesora española de inglés.
Es muy común encontrar anuncios solicitando profesores nativos, descartando así a los demás. Para empezar, y de acuerdo a la ley europea, los anuncios dirigidos exclusivamente a la búsqueda de profesores nativos se consideran discriminación. Lo correcto sería indicar un nivel concreto del idioma (lo más lógico en este caso un C2 según el CEFR o indicar un amplio conocimiento del lenguaje, etc.).
Pero la oferta de empleo no es más que el primer escalón, si no se hallaba en ella la temida frase de «native teacher» siempre queda el proceso de selección después de enviar el CV, intentar conseguir una entrevista, etc. y en muchas ocasiones es ahí donde de nuevo los profesores no nativos quedan fuera de juego.
Esto conlleva que por el motivo que sea (demanda del alumno, preferencias del centro, búsqueda de un acento determinado, etc.) profesores no nativos que han pasado años aprendiendo el idioma, la metodología para enseñarlo, formándose, invirtiendo su tiempo, esfuerzo y dinero y sobradamente preparados no tienen las mismas oportunidades que nativos que en la mayoría de las ocasiones cuentan con cursos de un número de horas determinadas y ninguna experiencia u otra preparación para dedicarse a la enseñanza del idioma salvo el hecho de que es su lengua materna (y seamos honestos, ¿cuántos por el solo hecho de que el español sea nuestra lengua materna estamos capacitados para dar lecciones de gramática, ortografía y demás habilidades necesarias para aprender un idioma?)
De nuevo, el debate está servido, ¿es mejor un profesor nativo sin formación específica o un no nativo que sí la tiene?