Cuantos más años llevamos a nuestras espaldas más sabemos (o creemos saber) y nos vemos más capacitados para dar consejos a aquellos que son más jóvenes que nosotros. ¿Pero qué pasaría si lo convirtiéramos en una conversación de igual a igual?. A veces los más pequeños, con esa capacidad suya de vivir de una manera sencilla y de simplificar tienen una sabiduría que los adultos hemos ido dejando atrás, olvidada, y que merece la pena que nos recuerden de vez en cuando.