Pues no nos podemos resistir a compartir la historia que ha publicado esta usuaria de metro en Madrid en sus redes sociales y de la que además es protagonista: porque es uno de esos casos que agradeces por devolverte la fe en la humanidad, porque ojalá más gente que reaccione así y menos que se tenga que ver en las circunstancias del otro protagonista, porque hay libros de por medio, porque la historia es preciosa, porque somos unos sentimentales… por el motivo que sea, pero os recomendamos que la leáis de principio a fin (luego nos contáis si no se os ha escapado la lagrimilla como a nosotros en la oficina):