Un grupo interdisciplinar de investigadores han desvelado en su estudio publicado en Nature Communications que los principales factores que modelan la forma de los árboles son, al contrario de lo que se pensaba hasta ahora, la luz y el viento.
Simulando la evolución de un bosque durante más de 200.000 años se ha podido observar cómo los árboles compiten entre sí por el acceso a la luz, incluso las ramas nuevas nacen de las zonas con mejores condiciones de luz. Asímismo, el crecimiento del diámetro de estas ramas nuevas se regula por las deformaciones que el viento pueda producir.
Mediante el programa MechaTree, los investigadores han sembrado cientos de islas virtuales con diferentes granos de una manera aleatoria, sometidos a diferentes tipos de condiciones meteorológicas durante miles de horas de estudio e investigación para poder observar estos efectos en los árboles que forman parte de la selección natural de los mismos.
El resultado de este estudio hace replantearse la creencia aceptada hasta ahora de que los principales factores en la formación de un árbol eran la conducción de savia desde las raíces hasta las hojas y la optimización mecánica para no colapsar por su propio peso.