Se llama Lia Motrechko, tiene 17 años y estos días está recibiendo el reconocimiento de tantas horas de estudio y esfuerzo.
Siempre se reconoce el mérito de los alumnos que obtienen los mejores expedientes, pero en el caso de Lia además sorprende la historia que lleva a sus espaldas pese a su juventud: es una refugiada de origen ucraniano. Su familia, una mezcla ucraniana-crimea-tártara, tuvo que abandonar su casa de Crimea en 2014 huyendo de la ocupación rusa y permanecieron un tiempo en el sur de Ucrania a la espera de que la situación mejorara. Hasta que un día no les quedó más remedio que emigrar rumbo a un país de la UE.
Así, acabaron en Sevilla, en un centro de refugiados y con Lia estudiando en el IES Torreblanca sin apenas saber español. El instituto, situado en una de las zonas más humildes y con mayor índice de delincuencia de Sevilla, está acostumbrado a tener en sus aulas a alumnos en desigualdad de condiciones y a trabajar en la integración de los mismos y obtener muy buenos resultados (los profesores enseñan español a los alumnos en sus ratos libres y ya son varios de sus estudiantes los que han conseguido las puntuaciones más altas en selectividad). A Lia le ofrecieron responder a los exámenes en inglés, pero ella prefirió esforzarse por aprender español por su cuenta y responder en el mismo idioma que el resto de sus compañeros.
Aunque reconoce que siempre le ha gustado estudiar, que nunca le ha costado esfuerzo hacerlo y que está acostumbrada a sacar muy buenas notas, este reconocimiento ha sido una sorpresa tanto para ella como para su familia. Ahora esta estudiante modelo se enfrenta al reto de cambiar de centro educativo ya que la familia Motrechko se ha trasladado hace unas semanas a un piso fuera del centro de refugiados para poder continuar con sus formación ya que su ilusión es estudiar Relaciones Internacionales y llegar a ser diplomática.