¿Qué es lo que más nos cuesta aprender de otros idiomas?

Aprender una lengua nueva tiene sus dificultades, está claro, pero ¿qué es lo que más nos cuesta aprender a los hispanohablantes en otros idiomas?

Si nos centramos en los idiomas más populares en España (según el CIS) estas son las dificultades más comunes:

Inglés: seguro que casi todos habéis adivinado la respuesta: los phrasal verbs. Y es que hay muchísimos, muchos de ellos tienen más de un significado que hay «adivinar» por el contexto, por lo que aprenderse una lista de memoria no es la solución definitiva.

Francés: la pronunciación de sus más de 15 vocales complica la fonética y solo la practica puede ayudar a mejorar la pronunciación de cada una de las variantes.

Alemán: las declinaciones. En español solo conjugamos los verbos, pero en alemán se declinan sustantivos, adjetivos, pronombres, artículos y números en función del caso: nominativo, acusativo, dativo o genitivo… a quienes habéis estudiado latín en algún momento seguro que sabéis de qué estamos hablando. Algo parecido sucede con el ruso, que también declina las palabras en función del caso, con el añadido de tener que aprender el alfabeto cirílico, claro está.

Italiano: en este caso en concreto, el problema está en que nos dejamos llevar por la idea de que «es parecido al español», y pecamos de confiados. Por ejemplo, formar plurales es nuestro mayor problema, en italiano es -i en masculino y -e en femino, y no la -s que añadimos en español.

Portugués: la principal dificultad de los estudiantes de portugués es una combinación de la que se da en francés y la que sufren los estudiantes de italiano. El idioma es parecido al español y nos confunde y aunque existen las mismas cinco vocales pero con una enorme variedad de sonidos.

Japonés: saber que existen tres sistemas de escritura (kanji, hiragana, y katakana)y que se alternan dependiendo del contexto suena complicado.

Árabe: solo hay cuatro tiempos verbales: pasado, presente, subjuntivo y condicional, hasta ahí bien, pero (sí, siempre hay un pero) hay hasta diez formas distintas de formar verbos, añadiendo letras al verbo para obtener un nuevo significado relacionado con el verbo de origen.

Chino: el mayor problema con el que nos encontramos es con los cuatro tonos de pronunciación y una serie de fonemas que no existen en español. La mejor manera de progresar es escuchar mucho, para acostumbrar al oído a detectar estos sonidos y poder llevarlos a la práctica.

Rumano: su entonación, acento y la cantidad de sonidos que no existen en español hacen que la fonética sea nuestro punto débil en esta lengua.

Coreano: en español cambiamos la forma de dirigirnos a la persona que tenemos enfrente con un sencillo tú o usted por ejemplo, pero nos resulta difícil de entender cómo hay que cambiar la manera de hablar: de forma honorífica, formal o informal conjugando los verbos o adjetivos en función de quién sea el oyente.

Y vosotros, ¿estáis de acuerdo?, según vuestra experiencia, ¿qué os ha costado más a la hora de aprender un idioma?.

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