El pasado 14 de octubre fue el último día de de trabajo de Carlos Socas, profesor de lengua y literatura desde hace 33 años, los últimos 18 en el instituto público Antonio González en Tejina, Tenerife. A sus 60 años se retira de las aulas donde ha dejado una gran huella, como así demuestran la cantidad de alumnos, antiguos alumnos y compañeros que ese día la acompañaron con sus aplausos por los pasillos y el patio del centro.
Y es que 33 años dedicado a la enseñanza pública (a la que según él solo le ha devuelto lo que antes le dio a él, de orígenes humildes) dan para mucho. Aquellos que han tenido el privilegio de ser sus alumnos a lo largo de estos años resaltan su dedicación, su entusiasmo (que a veces le llevaba hasta a dramatizar los textos), su objetivo de hacer pensar a sus alumnos, de contagiarles el gusto por leer… Años en los que incluso los menos interesados en estudiar le prestaban tanta atención que tras ponerles la película «El club de los poetas muertos» en 3º de la ESO le recibían subiéndose a las mesas a recitar los versos de Whitman «Oh capitán mi capitán».
Es emocionante ver el reconocimiento de una vida dedicada a la enseñanza y que ha tenido una influencia positiva en tantos alumnos.