Pues finalmente y después de muchas posibles teorías sobre qué iba a pasar, parece (y decimos parece porque últimamente la situación cambia de un día para otro) que ya tenemos planes y un calendario aproximado para la famosa desescalada. ¿Cómo afecta esta en términos de educación? Pues vamos a hacer un repaso.
Lo principal y lo que sí parece definitivo es que no habrá vuelta a las aulas de los centros educativos hasta septiembre. Por lo tanto se dan por finalizadas las clases presenciales de este extraño curso 2019/2020. Pero ojo, porque solo termina la parte presencial, el curso continua a distancia y online hasta que finalize la actividad lectiva en junio, cuando llegue el momento de valorar y calificar el trabajo de los alumnos.
La evaluación de los alumnos es otro de los caballos de batalla, y no exenta de polémica. En principio tendrían un mayor peso los dos trimestres anteriores y este atípico tercer trimestre en el que no todos los alumnos han tenido las mismas facilidades, contaría menos en la nota. Principalmente porque se considera que esta tercera evaluación ha estado finalmente enfocada a repasar materia ya dada y no incluir materia nueva.
En la fase 1 de la desescalada, los centros educativos abrirán para tareas de limpieza y desinfección y trámites administrativos.
Ya en la fase 2 los centros podrán abrir sus puertas con tres únicos fines:
- realizar actividades de refuerzo, ya sean voluntarias o recomendadas por los profesores para los alumnos que terminen ciclo educativo: 4º ESO, 2º Bachillerato, 2º FP Grado Medio y Superior y último año de Enseñanzas de régimen especial. Con un máximo de 15 estudiantes al 50% de la ocupación del aula.
- para menores de 6 años cuyos padres tengan que trabajar de manera presencial para facilitar la conciliación familiar;
- celebrar la EBAU, programada entre el 22 de junio y el 10 de julio, pendiente de concrcetar la fecha y para la que los centros aseguran que tendrán las medidas de seguridad necesarias.
Aunque cada fase tiene una duración programada de dos semanas, no hay una fecha exacta de inicio para cada una de ellas ya que dependerá de la evolución por zonas, habrá áreas que puedan avanzar rápidamente que otras, y en caso de que fuera necesario se podría retroceder una fase o prolongar la duración de la fase en la que se encuentre, en función de la revisión de los datos del efecto de la pandemia que se harán cada dos semanas. En principio, si nos pensáramos en el mejor escenario posible, podríamos situar la fase 2 casi a finales de mayo, pero mientras tanto lo mejor que podemos hacer es seguir respetando las recomendaciones de las autoridades, colaborar y mantener una actitud positiva.
La llegada a ese oxímoron llamado «nueva normalidad» prevista para finales de junio, hoy está un poco más cerca.