Fue en 1980 cuando Isaac Asimov lo explicó en uno de sus artículos, el llamado «Un culto a la ignorancia». Según lo definía el propio Asimov: «El antiintelectualismo es el culto a la ignorancia. Ha sido una constante en nuestra historia política y cultural, promovida por la falsa idea de que la democracia consiste en que ‘mi ignorancia es tan válida como tu conocimiento'».
Esta corriente antiintelectualista considera a los intelectuales parte de una élite que por tanto les mantiene alejados de la «sociedad» y de la «realidad». Por poner un ejemplo práctico, cuando en una situación de crisis se promueve la creencia de que los problemas colectivos son fáciles de resolver pero que no debemos dejarnos llevar por las opiniones de científicos, expertos, etc. porque tienen un «desapego de las circunstancias de la gente normal» o porque esconden intereses ocultos en sus intenciones… y sin embargo, habría que darle credibilidad a tertulianos, por ejemplo, basándose en «mi opinión es igual de respetable que la tuya», cuando a) no estamos hablando de opiniones y b) no, no todas las opiniones son respetables, lo son las personas.
Pero no todo está perdido, en el mismo artículo Isaac Asimov afirmaba que «todos podemos ser miembros de la élite intelectual», no se trata solo de tener recursos económicos para recibir una educación (diferencia social de la que parece provenir esa sensación de elitismo), sino de aprovechar todos los medios a nuestro alcance para no vivir sumidos en una ignorancia que además defendemos. Lo principal, es tener voluntad de aprender.