Se llama Ana Masnit y es la única profesora de Cornatea, un pueblo de unos 200 habitantes de Rumanía, de tan difícil acceso que solo se puede subir a pie, en coche de caballos o vehículo todoterreno y al que no hay ni ordenadores ni conexión a internet.
Esta profesora lleva dos años caminando más de 13 km diarios atravesando bosques para llegar a la escuela en la que da clase, en una pequeña cabaña de madera en un prado, a sus 6 alumnos, incluso en tiempos de pandemia. De hecho, la escuela se considera la más pequeña del país.
La propia Masnit reconoce que los niños son muy pequeños para realizar esa caminata y es mejor que sea ella quien haga el esfuerzo y afirma que no va a dejar de darles nunca clase porque les tiene mucho cariño, aunque ahora tengan que hacerlo con mascarilla.